El cruce de declaraciones entre el actual presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, y su antecesor, Alberto Otárola, ha escalado en los últimos días, pasando de entrevistas a ataques directos en redes sociales. La pugna entre ambos refleja la fractura dentro del círculo político que respalda a la presidenta Dina Boluarte.
Todo comenzó con una entrevista de Otárola a un medio internacional en la que criticó duramente a los actuales ministros, a quienes calificó de “improvisados” y señaló a la presidenta Boluarte como responsable directa de estos nombramientos. Las palabras de Otárola fueron respondidas por Adrianzén, quien no dudó en tildarlo de “desleal” y acusarlo de intentar crear “cortinas de humo” para desviar la atención de sus problemas judiciales.
“El señor Otárola no puede hablar de lealtad, cuando su conducta, siendo expremier, se aleja completamente de ese concepto. Cada vez que su situación fiscal se agrava, recurre a la ofensiva para generar turbulencia y victimizarse”, afirmó Adrianzén, quien también señaló que tomará acciones legales contra su antecesor.
La respuesta de Otárola no se hizo esperar. Desde su cuenta oficial en X (antes Twitter), recordó que fue él quien promovió a Adrianzén como representante del Perú ante la OEA y posteriormente como premier. “Me equivoqué soberanamente. Ahora la única lealtad que tiene es a la quincena”, escribió, añadiendo que el actual jefe del gabinete solo responde por conveniencia.
El conflicto también se extendió a otros ministros. Otárola calificó de “ágrafo” al titular de Educación, Morgan Quero, quien ha sido duramente cuestionado por no presentarse ante la Comisión de Fiscalización del Congreso. Asimismo, calificó de “piraña” al nuevo ministro del Interior, Julio Díaz Zulueta, por presuntas irregularidades durante su gestión en la Policía Nacional en Trujillo.
La tensión política crece en medio de un escenario complicado para el Ejecutivo. La presidenta Boluarte ha sido blanco de críticas por su gestión en materia de seguridad y por los recientes escándalos relacionados a sus ministros, mientras que en el Congreso continúan las pugnas internas y la presión social se intensifica por los paros y movilizaciones ciudadanas.