Aunque la costa experimenta una ligera ralentización en su ritmo de crecimiento, las regiones de la sierra —como Huancavelica, Ayacucho y Apurímac— están mostrando señales claras de transformación positiva. Estas zonas, históricamente afectadas por brechas estructurales, han comenzado a cerrar diferencias gracias a una combinación de factores estratégicos: mejoras sustanciales en la calidad educativa, expansión de la conectividad digital y programas orientados a la inclusión social y económica.
El incremento en el acceso a internet en comunidades rurales ha permitido que más familias participen en actividades productivas y educativas en línea, reduciendo la brecha digital que limitaba oportunidades. Paralelamente, la inversión en infraestructura educativa y la capacitación docente han elevado los niveles de asistencia y permanencia escolar, creando condiciones para un desarrollo humano más sólido.
Además, iniciativas de inclusión social, como proyectos de formalización laboral y apoyo a emprendimientos locales, están generando empleo digno y fortaleciendo la economía familiar. Este conjunto de avances no solo mejora la calidad de vida, sino que también impulsa la descentralización del crecimiento, marcando el inicio de nuevos polos de desarrollo más equitativos y sostenibles en el país.